Con el tamaño de nuestros pechos pasa como con nuestro pelo: la que los tiene pequeños querría tenerlos más grandes y la que los tiene grandes preferiría alguna talla menos. Pero más allá de su tamaño, lo que todas queremos es tenerlos en su sitio.

Mientras somos jóvenes no hay problema pero a medida que pasan los años, como ocurre con el resto de partes de nuestro cuerpo, vamos perdiendo su sujeción natural y la flacidez hace que pueda caerse. “Al paso de los años se suman otros factores que pueden provocar que se acelere esta pérdida de firmeza. Los malos hábitos o la alimentación, el tabaco y el alcohol que frenan el desarrollo de colágeno y elastina en la piel o el exceso de sol en el pecho o escote son algunos de los factores que favorece el envejecimiento prematuro de esta zona

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